lunes, 25 de agosto de 2014

Flujos de trabajo


En el análisis realizado por Mendoza y Hazle, en la tesis de grado escrita el año 2003 titulada “Metodología para el análisis y diseño de sistemas de información para automatizar procesos administrativos internos, utilizando workflow”, se menciona que hace más de tres décadas, las aplicaciones computacionales eran altamente dependientes de la organización de los datos en un disco. Un cambio en la estructura de almacenamiento obligaba a actualizar el código de las aplicaciones afectadas. Para superar esta dependencia, surgieron los sistemas de gestión de base de datos. De igual manera, muchas aplicaciones en las empresas no permitían la fácil modificación de los procesos, pues se encontraban inmersos en el código programado. Por esta razón, un cambio en la forma de operar el negocio conllevaba un mantenimiento a los programas existentes. El uso de la tecnología de flujos de trabajo o “workflow” hace posible que la tarea de distribuir el trabajo sea desmembrada de los programas, dando como resultado aplicaciones más flexibles y menos vulnerables a los cambios del negocio. Una aplicación independiente de los procesos consiste de una definición del flujo del trabajo y un conjunto de programas que proporcionan los servicios de usuario y datos.

En la tesis doctoral de Fernández, publicada el año 2008 con el título “Representación, interpretación y aprendizaje de flujos de trabajo basado en actividades para la estandarización de vías clínicas”, se menciona que el diseño de procesos por parte de expertos es un problema de gran complejidad. Por otro lado, si además de representar el proceso se quiere interpretar, el problema se agrava aún más. Según el modelo tradicional, si se quieren aprovechar los sistemas informáticos para supervisar y apoyar la implantación de los procesos diseñados es necesario crear un software que lo haga específicamente. Por ello, cuando un experto en procesos, como un médico, quiere poner en marcha un proceso, ha de recurrir a un programador para que le construya el producto software adecuado. Además, un experto en procesos pueden decidir en cualquier momento cambiar el flujo de ejecución para hacerlo más adecuado, lo que requeriría de nuevo la mediación del personal informático. Esta mediación supone a la postre errores y retrasos en la implantación de procesos muy simples. Este problema es resoluble dotando a los diseñadores de procesos de herramientas para diseñar sus propios procesos. Para ello, es necesario encontrar modelos que permitan realizar de un modo natural la automatización de los procesos para estandarizarlos. En el campo de la informática existe una disciplina que se encarga de la investigación en lenguajes de especificación de automatización de procesos y de entornos de ejecución dinámica de estos. Esta disciplina se denomina “Tecnología de flujos de trabajo”. Dicha tecnología proporciona lenguajes para definir procesos de una forma estándar que, de ser suficientemente formales y recoger la suficiente información, permitirían incluso la ejecución automática de los procesos en sistemas informáticos. El principal objeto de esta disciplina son los denominados flujos de trabajo.

Los flujos de trabajo son un tipo de trabajo colaborativo que ayudan a administrar y automatizar procesos de negocio. Chaffney, en el libro publicado el año 1988 titulado “Groupware, workflow e Intranets”, define los flujos de trabajo como “Un flujo y control en un proceso de negocio”. La asociación con varios años en la investigación de modelos y estándares para la industria de los flujos de trabajo, denominada “Coalición para la Administración de Flujos de Trabajo” define a los flujos de trabajo como: “La automatización de un proceso de negocio, total o parcial, en la cual documentos, información o tareas se trasladan de un participante a otro para ser procesados, de acuerdo a un conjunto de reglas establecidas”. De igual forma este grupo define lo que es un proceso de negocio: “Un proceso de negocio es un conjunto de uno o más procedimientos o actividades directamente ligadas, que colectivamente realizan un objetivo del negocio, normalmente dentro del contexto de una estructura organizacional que define roles funcionales y relaciones entre los mismos”. Greif, en el libro publicado el año 1988 titulado “Trabajo cooperativo soportado por computadora”, define los flujos de trabajo como “Un tipo especial de groupware que ofrece la posibilidad de realizar de una manera muy flexible el flujo de acciones de un grupo de usuarios”. Según los anteriores conceptos, la automatización de los procesos del negocio y la colaboración entre los miembros, son los principales objetivos de las soluciones de flujos de trabajo, los cuales toman como meta optimizar los recursos, además de reducir tiempo, dinero y esfuerzo en la administración de los procesos.

lunes, 4 de agosto de 2014

Ética de la nanotecnología

En palabras de Nordmann, en el artículo publicado el año 2007 titulado “Si y entonces: Una crítica de la nanoética especulativa”, de manera similar, la especulación sobre posibles futuros nanotecnológicos, utópicos o distópicos, está siendo desplazada y el debate gira cada vez más sobre preocupaciones que pueden surgir en un futuro cercano, similares a las suscitadas por otras tecnologías ya presentes en el mundo, aunque sean relativamente nuevas o “emergentes”. Ahora bien, la nanoética no es una rama de la ética plenamente aceptada, ni mucho menos. Las dudas sobre su especificidad y sobre su pertinencia pueden proyectarse sobre su “hermana menor”, si es que lo es en absoluto, y en todo caso, mucho menos conocida, a saber, la nanobioética. Según Baumgartner, en el artículo publicado el año 2008 titulado “Bionanotecnologia: Un nuevo cambio para la reflexión ética?”, la mayor parte de la controversia sobre la existencia y naturaleza de una ética de la nanotecnología o “nanoética”, no como mera etiqueta de conveniencia sino como área reconocida y distinta de las otras éticas aplicadas, se ha generado en torno a la pregunta sobre lo específico de las cuestiones y dilemas éticos suscitados a partir del desarrollo de la nanotecnología. Así, varios autores han negado que haya nada nuevo o específico, desde el punto de vista ético, que la nanotecnología por sí sola plantee.

El investigador De Cózar, en el libro escrito el año 2010 titulado “Nanotecnología, salud y bioética: Entre la esperanza y el riesgo”, menciona que los problemas, relativos al desarrollo de diversas aplicaciones nanotecnológicas, son idénticos o al menos muy similares a otros problemas que ya han sido detectados y evaluados por diferentes éticas aplicadas. Es una tarea bastante ardua proporcionar una lista exhaustiva de tales problemas, sin embargo es posible mencionar algunos ejemplos bastante discutidos: (a) En el campo de la biotecnología, las tecnologías biomédicas, las tecnologías de la energía y las de la información, los éticos y otros expertos se muestran preocupados por la posibilidad de que se viertan o fuguen sustancias que puedan contaminar el entorno y poner en riesgo la salud humana, cuestiones de toxicidad y eco toxicidad, básicamente. (b) Las nuevas tecnologías pueden ser usadas de manera abusiva por los ejércitos o con fines terroristas. (c) Las limitaciones generadas por la regulación de los derechos de propiedad y de las patentes pueden dificultar el disfrute de algunos productos de interés general, por ejemplo los medicamentos. (d) Más en general, pueden surgir o incrementarse las desigualdades socio-económicas, entre las que resaltan la equidad y la justicia distributiva, debido al acceso asimétrico a los bienes tecnológicos. (e) Los abusos de las grandes empresas y de los gobiernos en el ejercicio de su poder mediante el control de la tecnología repercuten en la libertad de elección, el bienestar y la seguridad de los ciudadanos. (f) Las amenazas a la privacidad de las personas mediante el uso de dispositivos electrónicos minúsculos y otras tecnologías de acceso y control de la información aumentan en proporción inversa al tamaño de tales artefactos.

Uno de los temas candentes respecto al avance de la nanotecnología es la posibilidad de control sobre su desarrollo. En un informe elaborado el año 2010 por el “Grupo de investigación en erosión, tecnología y concentración”, se ha renovado el pedido de moratoria y se ha expuesto nuevamente sobre la mesa el tema central sobre las cuestiones éticas, y en particular sobre la preponderancia de las investigaciones en nanotecnología con fines militares lideradas por los Estados Unidos de América. Según Johnston y sus colegas, en el artículo escrito el año 2007 titulado “Nanotecnología: Política y posición”, otra Organización No Gubernamental muy activa en proponer el control sobre los productos e investigaciones con base en nanotecnología es Greenpeace, que si bien reconoce las aplicaciones positivas que se podrían realizar en pos de cuidar y remediar el ambiente, también pide una moratoria para la introducción de productos y materiales en nanoescala hasta que se sepa con seguridad que no dañan el ambiente ni la salud humana.