lunes, 5 de mayo de 2014

Inteligencia sintética

Se considera que la creatividad es una de las cualidades esenciales de la vida, de los seres vivos. En palabras de María Molina, en el libro escrito el año 2010 titulado “Teoría y tipos de inteligencia. Lógica, intuición y creatividad”, en relación con la creatividad humana, parece claro que todas las personas son creativas en mayor o menor medida, al igual que pasa con la inteligencia o la belleza. Cuando el lenguaje utiliza este concepto como adjetivo se está refiriendo a una persona que presenta esta cualidad con especial relevancia respecto al resto o al término medio de la población. La creatividad es un subconjunto de la inteligencia, entendiendo ésta como conjunto de funciones relacionales básicas o elementales, asociadas a un alto grado de fiabilidad; es decir, un subconjunto del caso particular de la inteligencia condicional. En sentido estricto, este último requisito es esencial para la inteligencia, si las funciones cerebrales encargadas de efectuar las relaciones lógicas se equivocan a menudo no serían inteligencia, serían otra cosa que Molina denomina intuición o, si se equivocan casi siempre, ausencia de inteligencia. Dicho subconjunto estará formado por aquellas funciones que facilitan la creación, diseño, invención, imaginación, etc. de nuevos conceptos o ideas. La exigencia del requisito de alta fiabilidad para la creatividad es paradójica porque no parece que se pueda aplicar la misma justificación de “gravedad del posible error” que se ha utilizado al establecerlo para la inteligencia. No sólo un error no sería grave en los procesos creativos sino que los fallos se consideran normales. Sin embargo, dado que la creatividad requiere efectuar varias operaciones sucesivas para llegar a existir, si las funciones elementales cometen errores es poco probable que el resultado final pueda ser bueno; es posible encontrarse con creaciones nuevas fruto del azar pero no de la creatividad.

Molina, en el libro citado, menciona que en definitiva, la creatividad estaría formada por funciones complejas o paquetes de funciones básicas de la inteligencia que soportan las capacidades de: (1) Efectuar extrapolaciones y estimaciones del resultado, dadas las relaciones existentes. (2) Comprensión de los límites de los parámetros involucrados en las relaciones y su efecto sobre las mismas. (3) Detectar el cambio de relación provocado por un cambio de los parámetros, dicho de otro modo, implicaciones cualitativas por cambios cuantitativos. (4) Manejo simultáneo de varias dimensiones. (5) Realizar cambios de variable, de escala o de modelo, alterar los nuevos parámetros y volver a la variable, escala o modelo inicial en el punto adecuado a los cambios correspondientes de los parámetros originales. Es decir, los conceptos relativos a los diferentes tipos de aplicaciones definidos en las matemáticas de conjuntos. (6) Funciones relacionadas con el pensamiento estadístico avanzado tales como distinción entre valor medio y valor normal, valor diferente y valor raro. Distinción entre caso particular y valores generales. (7) Cualquier otra que responda al concepto enunciado. Lógicamente, para ser creativo en una materia determinada, no es necesario tener todas las funciones anteriores.

Según Bermejo y sus colegas, en el artículo escrito el año 2010 titulado “Creatividad, inteligencia sintética y alta habilidad”, son diferentes los estudios y trabajos realizados sobre el estudio de la creatividad. El tema se ha tratado desde diferentes perspectivas y enfoques: Psicodinámicos, psicométricos, biográficos y cognitivos, y la forma de enfocarlo difiere según las diferentes perspectivas. A nivel general, la creatividad se entiende como la capacidad para engendrar algo nuevo, ya sea un producto o una técnica, o una forma de enfocar la realidad. En este sentido, las personas creativas tienen la capacidad para pensar en algo nuevo que la gente considera de interés, pero sólo unas pocas personas lo hacen de forma diferente y original. Suelen tener ideas que rompen con las tradicionales y estereotipadas, e incluso con los modos generalizados de pensar y actuar. A pesar de las dificultades en encontrar una definición de la misma, la mayoría de los autores ratifican que la creatividad implica el logro o resultado de un producto original y útil. La inteligencia sintética acoge en su definición a la creatividad como elemento central, a punto tal que esta inteligencia también se conoce con el nombre de “inteligencia creativa”.

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