lunes, 14 de enero de 2013

Metadatos

Dentro del intento de teorizar sobre el concepto de metadato junto al de objeto, destaca la aportación de Chilvers y Feather, con el artículo publicado el año 1998 titulado “La gestión de datos digitales: Un enfoque de metadatos”. Estos autores distinguen entre metadato y super-metadato. Este último se define como el dato asignado a cada objeto de datos digital que puede contener información del tipo: (1) Nombre del sistema de metadatos utilizado en el objeto de datos digital que permite su lectura. (2) Cualquier información necesaria para gestionar el objeto de datos digital que pueda no estar contenida dentro del metadato del objeto de datos digital. Hasta ahora, ninguna de las definiciones citadas ha entrado a describir objetivos o fines del uso de los metadatos. El investigador Cathro, en el artículo escrito el año 1997 titulado “Metadatos: Una revisión”, fue uno de los primeros en hacerlo al considerar que el metadato no sólo sirve para describir un recurso sino que, además, ayuda a acceder a un recurso informativo. Es muy importante esta aportación, ya que sirve para retomar la idea del uso de metadatos para mejorar la recuperación de la información en Internet. Kerhevé y Gerbé, en el artículo publicado el año 1997 titulado “¿Modelos para metadatos o meta modelos para datos?”, que también comparten esta idea, afirman además que la utilización de estos sistemas facilita la gestión y el compartir grandes conjuntos de datos. De todo lo expuesto hasta ahora se puede extraer varios puntos cruciales: dato sobre el dato, concepto de objeto, recuperación de información, los cuales pueden ser útiles para la realización de una nueva definición que aglutine a todas las publicadas, de tal forma que resulte posible concluir que metadato es toda aquella información descriptiva sobre el contexto, calidad, condición o características de un recurso, dato u objeto que tiene la finalidad de facilitar su recuperación, autentificación, evaluación, preservación o interoperatividad. De esta manera, son ejemplos de metadatos: (1) El encabezamiento de un fichero multimedia (imagen, vídeo o audio). (2) El resumen de un documento. (3) El catálogo de una base de datos. (4) Los términos asignados haciendo uso de un tesauro. (5) Las palabras extraídas de un texto. (6) Las fichas catalográficas en cualquier formato. (7) Las páginas amarillas, etc. En Internet es posible encontrar metadatos en una gran cantidad de formas: (1) Plataformas para la selección de contenidos en Internet (2) Índices de documentos contenidos en una Intranet. (3) Direcciones de protocolo Internet. (4) Directorios X-500. (5) Encabezamiento de mensajes de correo electrónico. (6) Descripción de los archivos accesibles vía protocolos de transferencia de archivos. (7) Términos extraídos por los motores de indización o búsqueda, etc. Según Gilliland, en el artículo escrito el año 1998 titulado “Definiendo metadatos”, se pueden destacar varias razones que resaltan la importancia de los sistemas de metadatos: (1) Incrementan la accesibilidad. La existencia de un conjunto de metadatos que describa correctamente uno o varios objetos aumenta la posibilidad de acceder a ellos. Por otro lado, los metadatos hacen posible la búsqueda de información en múltiples colecciones a la vez. Por medio de la correspondencia entre sistemas heterogéneos es posible consultar, con una única ecuación de búsqueda, bases de datos que utilicen diferentes sistemas de metadatos para describir sus objetos. (2) Disminución del tráfico en la Red. Según Ortiz-Repiso, en el artículo escrito el año 1999 titulado “Nuevas perspectivas para la catalogación”, al indizar la representación del objeto, y no el objeto en sí, no requiere demasiado ancho de banda para hacer las búsquedas o generar los índices. (3) Expandir el uso de la información. Debido a que facilitan la difusión de versiones digitales de un único objeto. (4) Control de versiones. No sólo en lo que se refiere a gestionar la vida de un objeto, sino también en lo que tiene que ver con su difusión, es decir: generar diferentes metadatos con distintas cantidades de información sobre un mismo objeto con el fin de distribuirla a un público heterogéneo. (5) Aspectos legales. Los metadatos permiten establecer claramente las restricciones de explotación, informar sobre los derechos de autor, control del uso de todo, o una parte, del objeto, método de pago por su disfrute, controlar el acceso a información restringida. (6) Preservación del objeto original. Tal y como afirman Milstead y Feldman, en el artículo escrito el año 1999 titulado “Metadatos: Catalogando por cualquier nombre”, las búsquedas a través de la Web son, en la actualidad, un proceso de equiparación entre los términos de la consulta y los del documento. Si esa equiparación no se produce, sea por un problema en la forma de definir la petición, porque esa información sí se encuentra pero bajo otro concepto que lo describe, el documento no se recuperará. Para estas autoras la utilización de metadatos junto al uso de lenguajes controlados permitiría aumentar la precisión en la mayoría de búsquedas en Internet.

sábado, 12 de enero de 2013

Segunda parte Metadatos

Según Pasquinelli, en el artículo escrito en año 1997 titulado “Direcciones de la tecnología de la información en bibliotecas”, incidiendo sobre el aspecto básico de la definición, otros autores amplían el concepto de “dato sobre el dato” al afirmar que incluyen información sobre su contexto, contenido y control así como todo lo que tenga que ver con el “dato”. En el informe de Biblink, escrito por Heery el año 1996, el metadato se define como información sobre una publicación en oposición a su contenido. No sólo incluye descripción bibliográfica, sino que también contiene información relevante como materias, precio, condiciones de uso, etc. Ercegovac por su parte, en el artículo escrito el año 1999 titulado “Introducción a los metadatos”, afirma que un metadato describe los atributos de un recurso, teniendo en cuenta que el recurso puede consistir en un objeto bibliográfico, registros e inventarios archivísticos, objetos geoespaciales, recursos visuales y de museos o implementaciones de software. Aunque puedan presentar diferentes niveles de especificidad o estructura, el objetivo principal es el mismo: describir, identificar y definir un recurso para recuperar, filtrar, informar sobre condiciones de uso, autentificación y evaluación, preservación e interoperatividad. En resumen, la mayoría de funciones descritas por estos autores se las puede encontrar agrupadas en el trabajo de Iannela y Waugh, en el artículo escrito el año 1997 titulado “Matadatos: Habilitando Internet”: (1) Resumir el significado de los datos. (2) Permitir la búsqueda. (3) Determinar si el dato es el que se necesita. (4) Prevenir ciertos usos, controlando el acceso a determinado tipo de páginas atendiendo a un sistema de clasificación previamente establecido. (5) Recuperar y usar una copia del dato. (6) Mostrar instrucciones de cómo interpretar un dato. (7) Obtener información sobre las condiciones de uso, es decir derechos de autor. (8) Aportar información acerca de la vida del dato. (9) Ofrecer información relativa al propietario. (10) Indicar relaciones con otros recursos. (11) Controlar la gestión. El padre de la Web, Tim Berners-Lee, en el artículo escrito el año 1997 titulado “Arquitectura de los metadatos: Documentos, metadatos y vínculos”, se percató rápidamente de la importancia de los metadatos. Para él, su concepto no debía limitarse a la descripción de recursos Web. Más bien se debía ampliar, englobando las particularidades de gente, cosas, conceptos e ideas. Si bien es cierto que su definición es ambiciosa, Berners-Lee no contempló la posibilidad de extrapolar sistemas de metadatos a otros recursos electrónicos que no fueran Web. Para Berners-Lee existen tres tipos de metadatos en la Web: (1) El primero de ellos es el que se encuentra dentro del documento mismo, por ejemplo aquellos que se pueden encontrar en cualquier documento generado por un procesador de textos. (2) El segundo es el que se produce durante una transferencia utilizando el protocolo de transferencia de hipertexto, donde el cliente y el servidor se envían información sobre el objeto que están transmitiendo por medio de metadatos. (3) El último es más difícil de encontrar, ya que el metadato se utiliza cuando se consulta en otro documento, para comprobar si se puede acceder a él o al sitio Web. Este último caso es especialmente peculiar, ya que determina un papel “activo” por parte del metadato, y no “pasivo”, como suele ser habitual. En realidad, este sistema de verificación se ha sustituido en la actualidad por otros mecanismos más precisos y complejos como pudieran ser las cookies o la realización de páginas en lenguaje de marcado de hipertexto utilizando cualquier lenguaje de programación. Una de las ideas que se encuentra subyacente en la definición de Berners-Lee es la del trabajo con “objetos”, los cuales son considerados como una entidad informativa que puede ser manipulada individualmente, tal y como se entiende en programación. Para Rosa, en el artículo escrito el año 1999 titulado XML orientado a objetos, muchos de los conceptos que pertenecen a la orientación a objetos existen desde hace mucho tiempo y se trabaja con ellos en Internet. Apoyando esta teoría se encuentra Miller, en el artículo escrito el año 1996 titulado “Metadatos para las masas”, que incide en la necesidad de incluir el término “objeto” dentro de la definición al afirmar que existen metadatos para la mayoría de objetos o grupos de objetos concebibles, se almacenen en formato electrónico o no; y a Husby, quien presentó un trabajo el año 1997 “Metadatos”, con el que define los metadatos como atributos que describen un objeto. Estos objetos pueden ser documentos en papel, dentro de la Red o información de otro tipo. Otros autores que han desarrollado ideas similares son Hakala, con el artículo escrito el año 1999 denominado “Metadatos en Internet y catalogo de bibliotecas”, quien aportó el concepto de documento como objeto. En estas definiciones se puede observar un salto cualitativo importante pues se considera que los documentos, así como sus partes, se pueden tratar como objetos, y los metadatos como los atributos que definen las características de cada uno de ellos, sin limitarse a su descripción simple.