lunes, 6 de octubre de 2014

Segunda Parte Agentes virtuales autonomos

Los agentes virtuales inteligentes constituyen un caso particular de los entornos virtuales inteligentes en tres dimensiones. En palabras de Huhns y Singh, en el artículo escrito el año 1998 titulado “Lecturas sobre agentes”, los agentes virtuales inteligentes consisten en agentes inteligentes que se desenvuelven al interior de un entorno virtual en tres dimensiones. A menudo son conocidos como “agentes virtuales autónomos”. Un agente inteligente se define como una entidad de software que, basándose en su propio conocimiento del entorno, realiza una serie de operaciones destinadas a realizar un objetivo ya sea por iniciativa propia o porque dada una situación se lo requiera. Los agentes inteligentes pueden considerarse como entidades individuales dentro de un programa, en el caso que se presenta un entorno virtual en tres dimensiones, que tienen control sobre los movimientos al interior del mismo. Pueden realizar procesos de manera continua que les ayudan a conocer qué y cómo hacer sus tareas. Además, pueden comunicarse con otros agentes dentro o fuera de su ambiente, lo que le ayuda a lograr de forma más eficiente su objetivo. Según Wooldridge y Jennings, en el artículo citado anteriormente, de acuerdo al punto de vista de la inteligencia artificial un agente inteligente debe tener las siguientes propiedades: Continuidad temporal, autonomía, sociabilidad, capacidad de reacción, pro-actividad, iniciativa propia, movilidad, veracidad, benevolencia y racionalidad. Algunas de dichas propiedades ya fueron comentadas en párrafos precedentes.

Según Aylett y Luck, en el artículo escrito el año 2000 titulado “aplicación de la inteligencia artificial a la realidad virtual: Ambientes virtuales inteligentes”, un agente virtual autónomo posee características propias de los entornos virtuales y de los agentes inteligentes: (1) Habitan dentro de un entorno de ejecución tridimensional simulado. (2) Poseen una representación gráfica tridimensional al interior del mundo que habitan, y son capaces de percibir, adaptarse y reaccionar a su entorno. (3) Son capaces de expresar su comportamiento de manera gráfica como lo haría un ser vivo. (4) Aunque solo existen y funcionan en un entorno específico, son conscientes de los cambios que se producen a su alrededor y son capaces de responder a ellos de manera autónoma. Resulta bastante común confundir el concepto de agente virtual autónomo con el de Avatar. Un Avatar es la representación gráfica de una persona o elemento que existe en la vida real, su comportamiento es explícitamente controlado por un usuario externo, mediante comandos de control; por lo tanto, no es autónomo. La incorporación de los agentes inteligentes dentro de un entorno virtual tridimensional es un campo extendido de investigación, como el análisis del comportamiento de los agentes inteligentes y su credibilidad en entornos virtuales, creación de agentes sintéticos, actores virtuales, humanos virtuales, entre otros.

Producto del análisis realizado por Luengo, en la tesis doctoral publicada el año 2005 titulada “Nuevas técnicas para la animación del comportamiento de agentes virtuales autónomos”, los agentes virtuales autónomos son entidades de software que representan actores virtuales inmersos en escenarios tridimensionales, los cuales tienen la capacidad de reaccionar al entorno que los rodea, simulando tener vida propia. Estas características los ha dotado de gran atractivo para las industrias cinematográficas y del video juego, no siendo los únicos beneficiarios de esta tecnología. También se los encuentra en aplicaciones tales como simuladores civiles de conducción, tutores inteligentes, simuladores para el estudio del comportamiento, entre otros; que están basados en los agentes virtuales autónomos. Pero son las simulaciones en tiempo real las que ofrecen el mayor reto a los actores virtuales, ya que la evolución en cuanto al aspecto gráfico ha superado los avances respecto a la animación del comportamiento. Esto se ha debido fundamentalmente a la falta de técnicas computacionales capaces de crear comportamientos complejos en entornos virtuales tridimensionales.

En palabras de Nedel, en el tutorial escrito el año 1998 titulado “Simulando humanos virtuales”, suele referirse a los agentes virtuales autónomos como criaturas o actores virtuales, de manera genérica o haciendo referencia a un animal o humanoide, o también como humanos virtuales, refiriéndose específicamente a personas, y omitiendo la característica de “autónomos” cuando queda implícito en el contexto en que aparecen, o cuando el agente virtual autónomo recibe alguna clase de ayuda externa para su animación, no siendo completamente autónomo. Claro está, en el desarrollo de los agentes virtuales autónomos el mayor reto es construir humanos virtuales autónomos inteligentes. Se hace hincapié en el término “inteligente”, ya que su conducta debe ir acorde al objeto a imitar; es decir, un humano virtual debe ser capaz de actuar libre y emocionalmente, ser consciente e impredecible, y ser coherente consigo mismo y su entorno. La creación de humanos virtuales autónomos que resulten creíbles en todos sus aspectos, es una tarea ardua que ha requerido, y requiere, la colaboración de varios dominios del conocimiento, y de diversidad de investigadores dedicando sus esfuerzos a problemas específicos asociados al modelado, animación, y comportamiento de los humanos virtuales autónomos; y aun así, hay una gran cantidad de trabajo por hacer.

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